Autovías
Grupo Mapa Sonoru. (2 febrero 2014)
La segunda sesión de trabajo de campo para el proyecto “transporte” fue el Sábado 8 de Febrero. Esta vez estuvimos escuchando y grabando el paisaje sonoro en unas autovías.
En los alrededores de Gijón hay un lugar -un auténtico scalextric- donde coinciden la autovía del cantábrico y la AS-1 (Autovía Minera). Allí hay varias vías con distintas alturas y curvaturas, por las que circulan vehículos a diferentes velocidades, creando un ambiente sonoro muy particular.
La Autovía del Cantábrico se extiende a lo largo del norte de España, paralela a la costa del Mar Cantábrico, comienza en Bilbao y acaba en Baamonde (provincia de Lugo). Tiene una longitud de 486 km. En Gijón conecta con la AS-1 (Autovía minera) que comunica con Langreo, Mieres y León. Después de pasar Gijón, en Serín, conecta con la A-66 en dirección Oviedo y León entre otras.
La primera fase de construcción de la Autovía del Cantábrico fue en la década de 1970. Esta primera fase se encargó de cubrir las necesidades de las grandes ciudades del norte. Por una parte, se realizó una autopista de peaje recorriendo toda la costa del País Vasco desde Bilbao hasta Irún y, por otra, se conectaron las urbes asturianas de Avilés y Gijón por autopista (no de peaje), uniéndolas a su vez con Oviedo a través de la Autovía Ruta de la Plata, formando así la conocida "Y".
Sucesivamente y en distintas fases se fueron construyendo diferentes tramos para ir completando el recorrido. En la actualidad todavía quedan en Asturias algunos tramos por construir.
La AS-1, conocida como Autovía Minera es una autovía de 34 Km. Empieza en el enlace 46 de la Autovía Ruta de la Plata (A-66 E-803), y finaliza en la Avenida del Llano de Gijón. Esta autovía se empezó a construir a finales del año 2000 y se terminó el 2003, aunque el enlace de Mudarri (Siero), que la conecta con la A-64, no se abrió hasta 2013.
Recibe comúnmente el nombre de Autovía Minera ya que discurre por los principales valles mineros asturianos, partiendo desde Mieres, en pleno corazón de la cuenca del Caudal, atravesando Langreo, en la zona baja de la cuenca del Nalón, Carbayín, Pumarabule, etc., para adentrarse en el municipio de Gijón por las cercanías de Mina La Camocha.
A la hora de analizar el paisaje sonoro generado por los vehículos a motor, tenemos que considerar dos aspectos:
Por un lado la sonoridad. ¿Nos gustan los sonidos producidos por este tipo de vehículos desde un punto de vista estético?. Probablemente la mayoría de las personas contestarían a esta pregunta diciendo que estos sonidos no les gustan y además les resultan molestos, pero esto es debido a que no se han parado a escucharlos con atención en un entorno adecuado. Cuando nos referimos a un entorno adecuado, queremos decir un lugar donde el ambiente sonoro no sea una mezcla de varios tipos de sonidos, como sucede en las ciudades donde además de los sonidos producidos por los vehículos, hay otros tantos, y la suma de todos ellos genera confusión y contaminación acústica.
Un entorno adecuado es ese lugar en los alrededores de Gijón donde coinciden la autovía del cantábrico y la Minera. Allí los sonidos producidos por los motores de los vehículos, por las ruedas rodando sobre el asfalto y por las resonancias de las estructuras que conforman las autovías, unidos al efecto Doppler, generan una interesante sinfonía
Por otro lado la exposición continua a niveles elevados de ruido causado por el tráfico puede agotar las reservas físicas, perturbar el buen funcionamiento de los órganos y conducir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, entre otros problemas. Según investigaciones realizadas por la Agencia Europea del Medio Ambiente, la mitad de la población urbana de la UE está expuesta a niveles de ruido superiores a 55 dB(A) como consecuencia del ruido provocado por los vehículos.
El 6 de febrero de 2013 en sesión plenaria del Parlamento Europeo, los eurodiputados se manifestaron a favor de que se establezcan límites al ruido provocado por los vehículos a motor. Además, la propuesta incluye medidas como la creación de un sistema de etiquetado de ruido para los vehículos nuevos, y establece normas para la fabricación de coches eléctricos e híbridos que sean suficientemente audibles para los peatones.
El límite para los coches estándar (M1) se reducirá de 74 a 68 dB(A) y a los vehículos más potentes sólo se les permitirá un margen de 2 o 6 dB(A) extra. El límite para los camiones pesados (de más de 12 Tm) se mantendrá en los 81 dB(A).
Por otro lado, los eurodiputados han reconocido que el ruido de vehículos también se ve afectado por la superficie de la carretera, el ruido de los neumáticos y la aerodinámica.
Para que los posibles compradores conozcan el nivel sonoro de los nuevos vehículos de motor, el Reglamento propone la introducción de un sistema de etiquetado, similar al que se utiliza para indicar el consumo de combustible, el ruido de los neumáticos y las emisiones de CO2. Además, los diputados sugieren que esta información también esté disponible en el material técnico de promoción en los puntos de venta.
Otro tema de preocupación reflejado en el Reglamento es que el motor de los coches eléctricos e híbridos es tan silencioso que puede suponer una amenaza para los peatones. Por ello, los eurodiputados han propuesto el desarrollo de "Sistemas de Alerta Acústica de Vehículos" (SAAV). El propósito de esta nueva regulación es establecer estándares para la audibilidad de los vehículos eléctricos e híbridos destinados a los usuarios más vulnerables (invidentes, ciclistas, niños…)
Imágenes: Juanjo Palacios